vivela, conocela, disfrutala y sueñala


Taiga

La taiga, o bosque septentrional de coníferas, está compuesta casi enteramente por pinos y abetos. Se extiende al sur de la tundra y cubre una vasta zona a través de América del Norte, Asia y Europa. Los bosques de la taiga llegan hacia el sur hasta cadenas montañosas como los Montes Rocallosos y los Apalaches.
Puesto que la taiga está más próxima al ecuador que la tundra, recibe más energía del Sol. Las nevadas son más grandes y la nieve aísla el suelo, impidiendo la formación de la permahelada en la mayoría de las áreas. Las hojas aciculares de las coníferas tienen un tegumento ceroso que las protege del frío y reduce la evaporación de agua. La luz solar que se filtra a través del perenne follaje de los árboles es muy escasa, y por lo tanto en el suelo del bosque crecen pocas plantas.
Aunque la mayor parte de la taiga está cubierta por coníferas, hay también otros árboles, como el abedul, el sauce y el álamo temblón, que constituyen el alimento favorito de los antes y los castores. Las coníferas son el principal hábitat de la ardilla rojiza, la marta y pájaros que se alimentan de semillas, como el verderón y el piquituerto. Los inviernos en la taiga son largos y fríos, pero la cubierta de nieve aisladora y el alimento y el abrigo que proporciona la vegetación arbórea, permiten que sobreviva allí una variedad de animales mucho mayor que en la tundra septentrional.
El clima de la taiga impidió el asentamiento de grandes conglomerados humanos. Hasta ahora el hombre ha utilizado la taiga principalmente como fuente de madera y de pulpa de papel. Los exploradores buscan petróleo y riquezas minerales bajo la superficie de la taiga. La demanda de todos estos recursos impulsará el crecimiento demográfico de la región.